El día 27 de Junio el Palau Sant Jordi pudo lucirse de sentirse rodeado por miles de fans esperando ver a su grupo de música favorito, Tokio Hotel. Cuando llegué vi muchísima gente, pancartas, algún que otro megáfono recordando al cantante Bill Kaulitz en "Scream", chicas con el cuerpo pintado con los cuatro nombres más aclamados aquella noche, fans gritando deseosas de entrar de una vez por todas en el recinto después de haber estado esperando durante días e incluso semanas a las puertas del Palau, en fin, una auténtica locura.
Cuando vi que nos abrieron las puertas para entrar de una vez por todas, no me lo podía creer, la cuenta atrás ya se había terminado, íbamos a ver a Tokio Hotel, un sueño para todas las personas que estábamos allí presentes.
Todas corrían hacia foso, otras hacia grada, gritábamos al ver aquel escenario que tantas veces habíamos visto en vídeos e fotos, y seguíamos sin creernos que lo tuviéramos delante.mPoco después de entrar, bajaron las placas de metal por las cuales minutos más tarde aparecerían los cuatro fenómenos alemanes. Aún cubría el escenario una lona negra, pero aquello era puro nerviosismo.
Veíamos técnicos de sonido entrar y salir al escenario, luces que iban probando para que todo saliera perfecto aquella noche, y nosotras gritábamos nada más por ver a desconocidos transportando cables por allí.nLa histeria apareció también al ver aparecer una guitarra de Tom Kaulitz siendo colocada por otro técnico tras la lona.
No había comenzado aún el concierto y muchas de nosotras, como por ejemplo yo, teníamos la garganta dolorida de gritar ¡Tokio Hotel! ¡Tokio Hotel!
Por fin apagaron las luces, el recinto fue inundado de gritos y más gritos. Por unos altavoces se escuchó: "Willkommen im Tokio Hotel, Zimmer 483...". Los gritos aumentaron considerablemente. Y, al fin, llegó el momento, la lona cayó y aparecieron nuestros ídolos tocando sus guitarras y la batería a la perfección. Pocos segundos después, aún estando histéricas y emocionadas, pudimos distinguir a Bill Kaulitz subido en la parte superior al escenario, sorprendiéndonos con un "Break Away" en directo. Después siguió con "Final Day", donde agitó su brazo arriba y abajo motivándonos aún más. La siguiente canción fue "1000 Oceans", fue realmente espectacular.
El cantante dejó de cantar para dedicarnos unas cuantas palabras, posar su mano sobre su frente intentando vernos a todas las fans gritando: "¡Tokio Hotel!" y aclamándoles. Los gritos aumentaron cuando Bill sonrió mientras gritaba: "¡Barcelona!". El nombre de la ciudad donde nos hallábamos. Siguieron con "Leb die Sekunde", donde la mayoría de miradas se posaban en Tom Kaulitz, el cual ‘jugó’ con su Gibson mientras nos animaba agitando el brazo hacia arriba y hacia abajo. Bill cogió un peluche con forma de corazón y nos enloqueció aún más.
Llegó el turno de "Love Is Dead", una canción preciosa, y lo que menos nos esperábamos era que nos la dedicaran, y así lo hicieron. Siguieron con "Wir Sterben Niemals Aus" y "Scream", donde bastantes fans levantamos nuestras cartulinas ya preparadas en los asientos a la llegada al recinto y dibujamos las banderas de Alemania y España en gradería. Bill hizo conar el megáfono y gritó a todo pulmón junto a sus fans: "¡Scream!". En esta canción el bajo Georg Listing, el batería Gustav Schäfer y el guitarrista Tom Kaulitz nos sorprendieron con lo impresionante que es verles tocar en directo, y estuvieron genial durante todo el concierto.
El cantante fue a cambiarse de ropa y, mientras tanto, nos pusieron en las enormes pantallas de los lados y el centro vídeos para recordar a nuestros cantantes cuando eran pequeños (Devilish) y también algunos momentos del DVD "Zimmer 483 LIVE" Aquel momento me marcó muchísimo, fue perfecto.
Nos sorprendió la habilidad de Bill para cambiarse de ropa en poco tiempo y salió al escenario poco después que Tom, Georg y Gustav subido en una plataforma cantando "Black". Después echó agua a las fans de foso, acaloradas de tantos empujones pero emocionadas por ver a sus ídolos, y siguieron con "On The Edge". Al acabar con esa canción, el cantante nos preguntó un par de veces: "Are you ready?" (¿Estáis preparados?) y nos sorprendió con "Ready, Set, Go!" La cual fue una canción magnífica, ya que es espeluznante ver a Bill moviéndose en el escenario con tanta agilidad. Llegó el turno de "Reden", una canción que el cantante dedicó a su hermano gemelo Tom Kaulitz, y en la cual yo no podía apartar la vista de Tom viendo como cantaban todas las fans.
El vocalista nos dedicó unas cuantas palabras añadiendo al final: "Para mi siempre seréis sagradas..." y aumentaron los gritos a la vez que comenzó la canción "Sacred". El recinto entero la cantó a coro mientras se escuchaban algunos gritos como: ¡Tokio Hotel! ¡Georg! ¡Tom! ¡Bill! ¡Gustav! Y no era para menos, verlos en directo es espectacular.
Por fin le llegó el turno a "Geh", una canción que no muchas de nosotras habíamos visto en directo, y fue una auténtica pasada. Pero cuando Tom, Georg y Gustav comenzaron con los acordes de "Don’t Jump" fue brutal. El recinto se volcó en gritos, algunas fans como yo, ya no les salía la voz si quiera, pero hicimos un esfuerzo para cantar esa canción.
Después tocaron "Raise Your Hands" donde a parte de Bill, también se escuchó a Tom y a Georg involucrando sus voces en el escenario, cosa que nos hizo enloquecer mucho más. Aquí se pudieron apreciar algunos guantes blancos de látex, producto de un FanAction.
El momento en que tocaron "Monsoon" fue estupendo, en mi vida había llorado tanto como lo hice en el Palau San Jordi, ya lo dijo Tom una vez: "en el momento en que cantamos Monsoon, siempre tengo la carne de gallina, porque es la que mejor se sabe el público" y es verdad, fue la más gritada y aclamada entre otras. Aparte también hace falta añadir que Bill antes de comenzar a cantar esta canción, nos dijo que no nos la dedicaba, si no que directamente era ‘nuestra canción’ es decir, nos la regaló.
Por un instante el grupo alemán desapareció del escenario dando paso a algunos técnicos que colocaron asientos en la parte de la pasarela, lo cual nos hizo pensar que había llegado el momento de "In Die Nacht". Cuando los técnicos desaparecieron, Bill y Tom salieron al escenario, Tom sonriente y Bill dando saltitos que a todas nos hizo enloquecer de emoción y alegría al ver a nuestro cantante favorito tan feliz. Aquella canción fue indescriptible, ver a Bill señalando a su hermano gemelo diciéndole: "Eres todo lo que yo soy, y todo lo que corre por mis venas" (en alemán) fue el momento de la noche, algo que jamás podrá desaparecer de nuestra mente, totalmente espectacular. Cuando acabaron con esa canción, aparecieron Georg y Gustav en el escenario, gritamos y aplaudimos al volver a verles.
El cantante comenzó a presentar al grupo uno por uno: primero fue Gustav, luego Georg, más tarde Tom y por último, él mismo, Bill, donde comenzó a dar saltitos de nuevo y sentirse orgulloso de sí mismo. Los aclamamos muchísimo en el momento de las presentaciones, y siguieron con "Rescue Me", donde Bill cantó junto a un osito de peluche que se encontraba por el escenario.
Al acabar con esa canción, salieron los técnicos de nuevo y Tom apareció tocando su sólo de guitarra en "Forgotten Children" donde todas las fans gritamos su nombre sin más: "¡Tom! ¡Tom! ¡Tom!". Poco después aparecieron Georg, Gustav y Bill, y el recinto volvió a inundarse a gritos.
Por último llegó "By Your Side", muchas estaban apenadas porque significaba la última canción, pero también felices porque nos iban a cantar en directo la canción dedicada a nosotras, las fans. Fue un momento espectacular, lleno de gritos, confeti, unos cuantos: "¡Gracias por venir!" del cantante y muchos aplausos de parte de las fans. También aterrizó en el escenario un peluche verde con el cuál Bill cantó las últimas frases de esa canción. Por último Bill lanzó la toalla que había llevado durante unas cuantas canciones al cuello y durante el concierto tiró agua, Georg y Tom tiraron púas utilizadas por ellos aquella noche y también tiraron toallas, Gustav lanzó unas cuantas baquetas y nos aplaudieron los cuatro.
Jamás olvidaré aquella noche, es verdad lo que dicen: te quedas con ganas de más y más y más. Fue completamente inolvidable.
Gracias por ser como sois, Tokio Hotel.